La oposición en general y diversos sectores sindicales en particular, se han centrado en criticar, con base cierta, el aumento del 25% del salario mínimo anunciado por el Presidente, porcentaje que realmente no cubre las expectativas de la mayoría de los trabajadores. Pero erróneamente se quedan ahí, pues esa medida vino acompañada de otras como la modificación de la ley de cesta tickets, donde toda empresa debe pagarlo no importando el número de trabajadores que tenga. Ese medida es obviada por la oposición porque significa, en cierta forma, un beneficio, pero es bien vista por los trabajadores que no la tienen, aunque estamos claros que es parte de la política de flexibilización laboral, pues el cesta tikets no tiene incidencia salarial! También se anunció un aumento general de sueldos y salarios para empleados y obreros de la administración pública, pero basado en un tabulador. Este aumento oscila entre un 40 y 60% según reseñan algunos medios de comunicación. En este caso el gobierno le quitó una bandera a un sector de los trabajadores que venían exigiendo incremento salarial desde hace un tiempo! Y le quita fuerza a las organizaciones sindicales que tenían como consigna central y principal un aumento general de salarios del 40% para este 1 de mayo. Esta jugada del régimen evidencia que aun tiene gran capacidad de maniobra debido al incremento de los precios del petróleo.
Las medidas anunciadas por Chávez tienen, a mi juicio, varios objetivos: por un lado quitarle una bandera a la oposición y en especial a sectores sindicales que se vienen aglutinando en el FADES (muchos de ellos autoproclamados de izquierda, progresistas y revolucionarios y que han tenido una beligerancia importante acompañada de muy buenas movilizaciones de los trabajadores, obteniendo victorias parciales como la libertad de Rubén González) para aparecer ante la opinión pública nacional e internacional como el adalid de los trabajadores, el benefactor de la clase obrera. Y por el otro, posicionarse ante un segmento de la población que aun duda en apoyar a la oposición, que no sale de responder reactivamente a las acciones del gobierno y no se convierte en alternativa al chavismo. También busca dividir a los trabajadores en aquellos que están en la administración pública que reciben un aumento general importante y los del sector privado, que solo reciben aumento del 25% de salario mínimo; crear confusión en el seno de los trabajadores de la administración pública y neutralizar sus movilizaciones.
Hay que desmontar esta estrategia! Y para ello debemos desenmascarar la política económica de este régimen, su carácter neoliberal, que beneficia a los banqueros, a la boliburguesía y a los importadores. Esta política económica estimula la inflación que según expertos será mas alta que la del año pasado. Con una política de este tipo cualquier aumento de salario por debajo de la inflación no será mas que un pañito caliente. La política económica del régimen despótico y de rasgos fascistas, hay que decirlo, así no les guste a algunos sectores de la MUD y de otros opositores que no están en ella, es la continuidad y profundización de la aplicada por los gobiernos del bipartidismo.
Hay que denunciar que con la política económica que aplica Chávez “Nos afianzamos como país proveedor de materia energética, mientras nuestra solvencia financiera nos permite importar buena parte de los bienes para satisfacer el consumo interno. Es más, por esa misma capacidad de demanda social, perdemos capacidad competitiva frente al producto importado. De tal manera que la estructura económica obedece a esa dinámica de manera cada vez más perversa de cara al desarrollo nacional” (1), es decir, la política económica del chavismo promueve la desindustrialización y estimula la hipertrofia del estado venezolano. Por su parte, la devaluación de la moneda, decidida a principios de año, es un asalto al bolsillo de los trabajadores, que conduce a la pérdida del poder adquisitivo del salario. La inflación, ya lo dijimos antes, también atenta contra el salario de los trabajadores, la contracción del consumo, así como la contracción en general son políticas que conducen al empobrecimiento de los trabajadores. Este desenmascaramiento debe ir acompañado de la organización y movilización autónoma de los trabajadores, que responda a sus intereses. Por ejemplo, los trabajadores de la administración pública no deben contentarse con el tabulador anunciado por el Presidente, sino que deben luchar por la firma de contratos colectivos y por su cumplimiento; por la estabilidad laboral; por un plan de jubilaciones y pensiones y por el regreso a la retroactividad de las prestaciones sociales, entre otros aspectos.
Para impulsar estas y otras luchas laborales urge que se constituya una alternativa de organización nacional, de una CENTRAL UNITARIA, capaz de defender los intereses de los trabajadores. Esto es, partiendo de la consideración de que los trabajadores demandan de una organización sindical capaz de enfrentar la ofensiva gubernamental, de que la CTV, ni ninguna de las otras centrales sindicales, juegan ese papel, pero que, a su vez, no se debe desechar ninguna de ellas, por lo cual debemos trabajar por forjar la más amplia unidad hasta configurar este objetivo. Ese el reto de los trabajadores en Venezuela
(1) Linea obrero sindical del partido Bandera Roja
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